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06 Nov 2024
RAYANOS

TURISMO ACTIVO

Siete senderos para ponerse las botas este otoño

Naturaleza, patrimonio olvidado y pueblos con encanto que despiertan las ganas de caminar

Por Esmeralda Torres

14 October 2020

Una explosión de color natural y temperaturas agradables. Éstas son dos de las razones por las que el senderismo se convierte en un plan ideal para exprimir el otoño, pero hay más. Pueblos con encanto, patrimonio olvidado, frutos de temporada y las primeras nevadas son otros motivos por los que la estación de las hojas secas invita a ponerse las botas.

La Vera, Dalits, Extremadura, otoño
Perspectiva de La Vera desde la ruta de Carlos V. Foto: DALITS.


 1. En La Vera como un rey. La Vera es un verdadero paraíso, y quien lo discuta que recuerde por qué el hombre más poderoso del mundo la eligió para pasar sus últimos días. Cansado de su larga travesía, el emperador Carlos V recorrió los parajes que unen Tornavacas y Jarandilla de la Vera camino del Monasterio de Yuste, donde falleció. Fue llevado en silla de manos (e incluso a cuestas por los lugareños) del Jerte a La Vera por uno de los senderos más populares a día de hoy, la ruta de Carlos V. Este itinerario parte de Tornavacas y la Ermita del Cristo del Humilladero y discurre, en paralelo al río Jerte, a través de 25 kilómetros por lugares naturales tan espectaculares como el Collado de las Losas, la Garganta de la Serrá y el Puerto de las Yeguas, un enclave singular para contemplar la belleza de La Vera.  La meta está en Jarandilla de la Vera, y su dificultad es moderada.

Vinhos do Alentejo, Alentejo, Serra d Ossa, Portugal
Escarpadas de la Serra d'Ossa. Foto: VINHOS DO ALENTEJO.

2. Destino: Terra d' Ossa. Borba es la puerta de entrada a la región del mármol y la Serra d’Ossa. De esta localidad, famosa por sus vinos, parte un sendero caracterizado por los paisajes de eucaliptos que conduce hasta la Aldeia da Serra. Este pequeño caserío localizado en el macizo montañoso cumple a la perfección los requisitos para considerarlo un tradicional pueblo alentejano, que en otoño cobra especial carisma. Muy cerca queda el Convento de São Paulo, construido en 1.182 por monjes eremitas, y la Anta da Candeeira, un dolmen con una curiosa abertura en forma de ventana en una de las lajas opuestas a la entrada. Por estos dos enclave atraviesa una ruta senderista que alcanza los 17 kilómetros, y cuyo grado de dificultad es alto.

Tentudía, Extremadura, turismo, senderismo, Carlos PQ
Vistas de la escalada a Tentudía. Foto: CARLOS PQ.

3. Un milagro del cielo en Tentudía. Cuenta la leyenda que, una vez, el sol se detuvo en Tentudía. Fue en el siglo XII, cuando el capitán Pelayo Pérez Correa, en mitad de una contienda con los árabes, imploró a Santa María para que detuviese el día y así, poder ganar la batalla. Según la historia, la Virgen cumplió su promesa y éste, en señal de agradecimiento, mandó a construir un templo en su honor que se encuentra en el punto más alto de la provincia de Badajoz. Los senderos que suben hasta este enclave, a 1,112 metros, desde Calera de León, llevan a lo largo de nueve kilómetros por parajes de pinos, castaños y alcornoques que protagonizan una postal especialmente bella en otoño. La ida y vuelta asciende a 18 kilómetros, y su dificultad es moderada.

Monsaraz, turismo rural, turismo, Alentejo, escapadas, planes
Panorámica de Monsaraz. Foto: REGUENGOS COMVIDA. 

4. Escritos en piedra y cal en Monsaraz. La ubicación de Monsaraz, a 300 metros de altitud y poco más de 20 kilómetros de la frontera con España, asegura las mejores vistas del lago Alqueva. Y un auténtico viaje en el tiempo, pues recorrer sus calles es trasladarse al Medievo portugués. Una opción de llegar hasta esta villa, considerada una de las Siete Maravillas del Alentejo, es a través de un itinerario que pasa por el crómlech de Xerez, el puente romano de Pêga, el menhir de Outerio y la espectacular sierra de Barrada. El recorrido, que termina en su castillo, es de 13 kilómetros y la dificultad media.

 

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Ruta a los Castaños de Calabazas. Foto: EXTREMADURA TURISMO.

5. Entre castaños y calabazas sin igual en Castañar de Ibor. Cualquier estación es recomendable para visitar los Castaños de Calabazas de Castañar de Ibor, declarados árboles singulares por la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura (Renpex), pero hacerlo en otoño se lleva la palma. Durante unas tres semanas, estos 17 ejemplares se visten de colores ocres y amarillos antes de perder sus hojas, regalando instantáneas de sutil encanto.  La mejor forma de llegar hasta El Postuero (un venerable de 700 años de edad y un perímetro de 8,28 metros) y sus coetáneos es a través de un sendero que parte de la carretera que llega hasta Guadalupe. Éste atravesará en un primer momento un paraje de castaños para después abrirse paso entre encinas, alcornoques y robles, y finalmente terminar en la Garganta de Calabazas, uno de los 40 geositios con los que cuenta el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Aunque se trata de una ruta de dificultad baja, los primeros kilómetros son de subida constante y requiere de un esfuerzo extra, pero merece (y mucho) la pena llegar hasta la Chorrera de Calabazas. Son ocho kilómetros.

José Branco, Terena, Alentejo, turismo
Vistas desde Terena. Foto: JOSÉ BRANCO.

6. La conquista de Terena. Si le gustan los castillos, la historia y el arte del Medievo, ésta es su ruta. Se trata de un sendero que parte de Terena, una villa portuguesa donde el reloj parece haberse detenido. Esta localidad es uno de los secretos mejor guardados del Alentejo, y es que presume de un importante legado árabe y de haber sido una de las plazas más estratégicas de la Raya medieval. Cuenta con un itinerario que parte de las mismas calles del pueblo y discurre por encinares y alcornoques. La vuelta, que pasa por el puente de Terena y el Templo Fortaleza de Nossa Senhora da Boa Nova, invita a atrvesar una presa por encima de sus muros. El recorrido asciende a los 15 kilómetros y la dificultad es media.

Emilio El Frutas, Las Hurdes, Pico Rongiero, Las Hurdes
Vistas desde el Pico Rongiero, en Las Hurdes. Foto: EMILIO EL FRUTAS.

7. Las Hurdes blancas desde el Pico Rongiero. Las Hurdes se prepara ya para las primeras nevadas, que vestirán de blanco la Sierra de Francia y el Pico Rongiero, el punto más alto de la comarca cacereña y el mirador con la perspectiva más apabullante del Parque Natural de Las Batuecas. La vía más atractiva de llegar hasta él , localizado a 1.622 metros de altura, es a través de una ruta senderista que parte del Monasterio carmelita de San José de las Batuecas, sito en el límite de la provincia con Salamanca. Se trata de un ascenso moderado que ronda los 12 kilómetros (los 22 si contamos la vuelta) y que senda entre brezos que pronto se tiñen de blanco.

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