Inicio / Turismo / Alfombras de corcho y serrín, el arte efímero del Corpus
31 May 2018
Virutas de madera, serrín y sal. Y corcho, como no podía ser de otra manera. Sesenta días después de la Pascua de Resurrección, San Vicente de Alcántara agota existencias de estos productos, elementos naturales que se convierten en componentes culturales de alfombras eternas. Una destreza que, al paso del Corpus Christi y a cambio de miles de turistas, se lleva el arte más efímero.
La historia asevera que esta festividad cristiana es de herencia española, pero también mezcla de tradiciones. Y el progreso social de las mismas. “El trabajo de campo y la memoria social nos dice que en los años cuarenta y cincuenta, se hacían pequeños altares en los huecos de la puerta” narra el representante de la Asociación Amigos del Corpus, David Cuño. Como él mismo tilda, era una celebración muy humilde pero que avivaba las raíces de la fiesta en esta localidad pacense, de algo más de 5.000 habitantes. Y es que en San Vicente de Alcántara se ha celebrado desde tiempos muy ancestrales esta conmemoración religiosa. Eso sí, de forma muy diferente al Corpus que hoy salta fronteras gracias a su declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional. “El germen de como se vive la fiesta hoy data del año 91, cuando se hizo la primer alfombra”, recalca Cuño.
El joven es historiador del Arte y Patrimonio Histórico-Artístico. Sabe cuanto importante es la evolución de la historia, y sabe cuánto lo ha sido en el Corpus sanvicenteño. “Unos vecinos de la calle larga -Calle Cervantes- decidieron hacer una pequeña alfombra en el centro de la calle, muy humilde, con flores e hierbas que habían cogido del campo”, relata. “Era algo muy novedoso y los vecinos de otras calles por las que pasaba la procesión se contagiaron de esa idea y comenzaron también a hacer pequeñas alfombras delante de los altares”. En un primer momento se emplearon flores hasta que a principios de la década de los noventa se innovó con virutas de madera teñida de colores.
Comprometido trabajo previo
“Hoy también se utiliza sal, bastante sal”, explica. Y, casi por obligación, corcho. “Las empresas locales aportan granulado”, señala Cuño mientras precisa como, quince días antes, los vecinos comienzan a congregarse en la sede de la asociación para teñir y almacenar estos elementos. “Antes era una cosa super espontánea. Esa misma semana decidían los dibujos”, pero ahora, bajo la planificación de la junta directiva de la asociación, a cada una de las siete calles y dos plazas se le asigna unos días concretos.
Cuando llegan allí ya llevan sus deberes hechos. Con firma de una mente creativa, “las manos especializadas de cada calle”, que con varios meses de antelación ha bosquejado lo que se convertirá en una auténtica obra de arte. “Principalmente son motivos religiosos o florales. También cenefas y dibujos geométricos. E incluso en alguna calle se han aventurado a hacer cuadro conocidos”, dicta Cuño poniendo de ejemplo un Joan Miró que robó todas las miradas en su edición. “Lo que se le ocurre a la mente creativa”.
Precisamente ese precursor será el encargado de pasar el diseño al asfalto con tiza blanca. Lo hará el sábado por la tarde, después de que el Ayuntamiento corte al tráfico y limpie el firme del kilómetro de vía urbana que ocuparán estas alfombras. Al día siguiente, se madruga sin pereza. “Sobre las 5:30 de la mañana ya está todo el pueblo en la calle rellenando las alfombras” para que a las 12:00 horas, cuando comience la eucaristía, esté todo a punto para la inminente procesión.
Todo quien quiera verlo, deberá de ser puntual. La procesión destroza cada alfombra a su paso, sin pena ni gloria. “Es otra de las particularidades que tiene la fiesta”, cuenta convincente el organizador recalcando que “nos gusta llamarlo un arte efímero porque son muchas horas de trabajo y en cuestión diminutos queda todo destruido”.
Además de la organización vecinal, también se han apreciado cambios en el turista que visita este Corpus Christi. “Antes era una fiesta más para el pueblo. El turista que llegaba era porque le habían corrido la voz”, apunta. Una promoción que, desde 2011 con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional, ha cambiado. Ahora las alfombras de San Vicente de Alcántara, y los más de 600 voluntarios que se implican en su elaboración, resuenan más allá de la comarca y sus fronteras.